¿Realmente el comportamiento no verbal de las mujeres
y de los varones es distinto o solamente acontece esta situación en lo
referido a lo verbal? La respuesta parece clara, ambos géneros no se comportan
del mismo modo.
La seguridad de interaccionar
en una
sociedad eminentemente androcéntrica provoca que las diferencias en el sistema
físico sean más destacables en la mujer que en el varón ya que los cambios
de coloración de piel en cuanto a situaciones
de nerviosismo, el humedecimiento de los ojos... son situaciones de más
frecuente aparición en las mujeres que en los varones ya que la configuración
de las situaciones sociales motivan un comportamiento determinado y en muchas
ocasiones la extrañeza —por ejemplo
al hablar en público— o el rubor por educaciones arcaicas que mantienen muchos tabúes provocan
tales manifestaciones físicas
en la mujer a diferencia del varón. Pero también observamos desigualdad ya que no está tan
mal visto socialmente que el género masculino sude, pero si una mujer desprende
olor a sudor en comparación es ampliamente criticada.
En lo que respecta al
sistema kinésico, hemos de indicar que los gestos, los cuales en muchas
ocasiones reafirman o desdicen a la persona, es decir, en muchos momentos las palabras pueden no estar coordinadas
con el gesto que se realiza, por lo que el mensaje es contradictorio , tanto en la mujer como en el varón están condicionados nuevamente por el estereotipo. Así, el varón tiende a gesticular bruscamente y
sus brazos suelen estar bastante separados del cuerpo, mientras que la mujer es más tenue
en sus movimientos y la posición de sus
brazos está más próxima al cuerpo, pudiendo
inferir de tales situaciones falta de seguridad, protección u otro tipo
similar de mensajes. Las asunciones sociales permiten que el varón pueda gesticular bruscamente y que esto sea visto como algo normal, cotidiano, mientras que si el mismo movimiento es realizado por la mujer nuevamente aparece la censura como elemento
regulador de las diferencias entre ambos géneros.
En el sistema cultural es tal vez donde las diferencias son más explícitas. Esto es debido a que es preciso que una serie de indicadores delimiten la diferencia. Así, por ejemplo, el entorno que envuelve a ambos géneros
motiva que tradicionalmente los modos de vestir hayan sido diferentes, podemos recordar en este caso el clási- co rosa y azul para distinguir a
niñas y niños, o la diferenciación falda-pantalón
erradicada un poco en estos tiempos. De igual modo, es más propio de la mujer
perfumarse, pintarse, etc. Cuando esto es realizado
por un varón todos conocemos la censura a la que es sometido
cuando realmente debería ser una libre elección hacerlo o no, pero para ello la estructura social debería dar su
consentimiento y no se realiza.
De igual manera,
el vello en el rostro de la mujer no está bien visto, y es algo natural en alguna de ellas. Por
lo que podemos indicar que existen una serie de requisitos sociales no verbales
que inducen a la desigualdad de oportunidades entre los géneros.
Por último en lo que concierne
a la proxémica y a la cronémica,
está claro que la influencia social en lo que respecta al uso del tiempo no es la misma ya que en
determinados contextos se ha estereotipado a la mujer como acaparadora del tiempo
y como una persona que no lo
controla, mientras que el varón
tiene una mejor administración del
mismo en contextos sociales, pero por ejemplo en tareas del hogar la diferencia favorece
a la mujer ya que sabe economizar mejor el tiempo. En lo que respecta
al habla, el estereotipo nos indica que la mujer
no sabe medir su tiempo al hablar y tal vez habla
más de la cuenta cuando la temática es de su dominio, sin embargo cuando cambia el tema es posible que en ocasiones no pueda
decir nada. El varón, al poseer mayor seguridad tal vez habla menos pero con
mayor aplomo. Con los espacios también acontece la diferencia, ya que la mujer
suele invadir más el espacio personal de sus interlocutores, esto lo hace en
res- puesta al estereotipo de dulzura, mientras que el varón suele guardar más
las dis- tancias y ejerce cierto tipo de poder desde esa posición que ocupa ya que legitima un espacio imaginario con lo cual consigue una posición de autoridad en el proceso de comunicación.
Como vemos, la diferencia existe también en la comunicación no verbal, el gran
problema viene dado por el desconocimiento que de este componente de la comu- nicación muchas veces se posee. Por
ello, uno de los lugares más importantes para tratar de efectuar el cambio es la institución escolar desde donde es posible
formar a las personas desde edades tempranas para que tengan conciencia
de sus capaci- dades no verbales y las puedan desarrollar en la medida de lo
posible sin que exis- tan diferencias de género.